Consiste en un proceso establecido entre psicóloga y paciente, donde la profesional guía y ayuda al paciente a resolver los problemas que le han traído a consulta. En este encuentro se establece un vínculo terapéutico sobre el que se asentarán una serie de acciones y técnicas que, aportadas por la psicóloga sobre la singularidad del paciente, propiciará el espacio para el cambio. Cada persona y problemática es única y singular, por lo que la terapia también lo es.
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